Si algo te da el deporte aparte de salud, es una gran oportunidad de conocer gente, compartir experiencias y visitar diferentes lugares. Los que llevamos ya tiempo en ello, el número de personas que conoces es importante, y durante la trayectoria deportiva de cada uno, hace que estas personas pasen por tu círculo de amistades de forma más efusiva en un momento que en otro, pero siempre están ahí.
El sábado pasado, ocurrió un caso muy curioso. Fuí a competir al acuatlón de Badalona donde estuvimos, como siempre, hablando con algunas de estas personas con las que en otros momentos de mi vida me había cruzado deportivamente hablando.
Tras la prueba y antes de la entrega de trofeos, decidimos ir a sentarnos a una terraza del paseo marítimo con este grupito -casualmente, ellos casi habían quedado para tomar algo en ese momento-. Yo me añadí al grupo viendo que entre él había una serie de gente conocida:
Se hallaba Sergio Galindo, un compañero de club de mi época como nadador cuando, siendo todavía niños, nos dedicábamos a hacer largos como locos en la piscina de Sant Feliu de Llobregat después de salir del colegio. Fue todo un agradable hallazgo puesto que le había perdido la pista durante años.
También me encontré con otro habitual de las carreras a pie, el mítico Enric Hernández March, con quien llevamos años encontrándonos en carreras populares, con quien habíamos ido a rodar alguna vez a la 'Carretera de les Aigües' y a quien conocí casi a la vez que a internet. Antes nos veíamos más durante las carreras a pie, pero desde mi mayor implicación en el triatlón, lo había estado viendo menos. Ahora parece que volvemos a estar en el mismo barco. El de 'todo.un.poco'.
Después, otro loco del triatlón (bueno, sobretodo acuatlón), es Rafa Gómez, nadador y con el que coincidí un tiempo trabajando en el C.N.Molins de Rei siendo él un entrenador de natación del club, y de los que ya se dejaba ver de vez en cuando por alguna prueba combinada.
También, y curiosamente a la que menos conozco, fue la triatleta del C.T.S.J.Abadesses, Begoña Aguilera y que descubrió que yo era el marido de Marisol. ¡Mira por dónde!
Pues con ellos, que aparentemente no los había conocido en el mismo momento, me hallé alrededor de una mesa, comentando la prueba que habíamos acabado de realizar así como otros temas de aquellos tan trascendentes aunque no menos agradables que solemos compartir entre deportistas y que hace que merezca la pena todos los sacrificios que el deporte nos obliga a perpetrar.
Cosas de la globalización.
El sábado pasado, ocurrió un caso muy curioso. Fuí a competir al acuatlón de Badalona donde estuvimos, como siempre, hablando con algunas de estas personas con las que en otros momentos de mi vida me había cruzado deportivamente hablando.
Tras la prueba y antes de la entrega de trofeos, decidimos ir a sentarnos a una terraza del paseo marítimo con este grupito -casualmente, ellos casi habían quedado para tomar algo en ese momento-. Yo me añadí al grupo viendo que entre él había una serie de gente conocida:
Se hallaba Sergio Galindo, un compañero de club de mi época como nadador cuando, siendo todavía niños, nos dedicábamos a hacer largos como locos en la piscina de Sant Feliu de Llobregat después de salir del colegio. Fue todo un agradable hallazgo puesto que le había perdido la pista durante años.
También me encontré con otro habitual de las carreras a pie, el mítico Enric Hernández March, con quien llevamos años encontrándonos en carreras populares, con quien habíamos ido a rodar alguna vez a la 'Carretera de les Aigües' y a quien conocí casi a la vez que a internet. Antes nos veíamos más durante las carreras a pie, pero desde mi mayor implicación en el triatlón, lo había estado viendo menos. Ahora parece que volvemos a estar en el mismo barco. El de 'todo.un.poco'.
Después, otro loco del triatlón (bueno, sobretodo acuatlón), es Rafa Gómez, nadador y con el que coincidí un tiempo trabajando en el C.N.Molins de Rei siendo él un entrenador de natación del club, y de los que ya se dejaba ver de vez en cuando por alguna prueba combinada.
También, y curiosamente a la que menos conozco, fue la triatleta del C.T.S.J.Abadesses, Begoña Aguilera y que descubrió que yo era el marido de Marisol. ¡Mira por dónde!
Pues con ellos, que aparentemente no los había conocido en el mismo momento, me hallé alrededor de una mesa, comentando la prueba que habíamos acabado de realizar así como otros temas de aquellos tan trascendentes aunque no menos agradables que solemos compartir entre deportistas y que hace que merezca la pena todos los sacrificios que el deporte nos obliga a perpetrar.
Cosas de la globalización.
3 comentarios:
Si que pasa...y mas a la buena gente que deja huella, a los que no...no les pasa.al menos aparentemente.
Un abrazo chocolatero...!!!ahora si ,quedamos tranquilos para rodar o lo que quieras.
Una verdadera alegria volver a encontrarte. Ahora estaremos un tiempo "separados" pero en breve de nuevo nos vemos en las triatlones, aquatlones... a ver si te animas con alguna travesia...
Un abrazo.
Por fin ya estamos todos por aquí, Óscar. Creo que ahora sí se merece un buen pastelillo para celebrarlo y que los churumbeles se vean.
Sergio, no me pinches que soy facilón!!!
Un abrazo a los dos.
Publicar un comentario