Después de todo este tiempo, nuestros hijos han crecido. Ya son unos jóvenes, y deportistas. El mayor hace atletismo y algún que otro triatlón, y el más pequeño juega a baloncesto. Ambos con pasión, dedicación y esfuerzo que son los valores principales que conlleva el deporte y hemos luchado por inculcarles.
Nosotros ya vamos un poco más cascados.
Tanto Marisol como yo tenemos nuestras rodillas que nos impiden correr, y por ende hacer triatlón, que fue el deporte que nos ocupó numerosas entradas.
Actualmente, Marisol disfruta con sus sesiones de Zumba entre otras clases dirigidas.
En mi caso, he querido seguir disfrutando de competiciones y me he centrado, desde el año pasado, sólo en nadar con el C.N.Aquamàsters y sigo con el gusanillo de las marcas entre veteranos como algunas travesías en aguas abiertas.
Mi rodilla, que ya me estuvo dando problemas en las últimas entradas de este blog, ahora está peor que nunca y el gimnasio y el agua se han transformado en mi aliado.
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