miércoles, 29 de agosto de 2007

Como sobrevivir al primer Ironman con un chubasquero amarillo.

Todo empezó...

Hace como 2 meses, navegando por internet y viendo por curiosidad los diferentes IM del mundo encontré que justo el IM de Reino Unido coincidía con mis vacaciones y que este año la inscripción se había cerrado en marzo pero la lista de espera aún estaba abierta… Se lo comenté a Sergi y estuvimos un par o tres de semanas con la broma-amenaza, yo de que me apuntaría a la lista de espera y él, de que no sería capaz, hasta que un día me dijo que si realmente tenía ganas, que me apuntara pero que no me hiciera ilusiones de entrar porque ya quedaba demasiado poco para la competición y no creía que tuviera oportunidad.

Pues nada, justo al regresar del IM de Austria encontré en mi correo un mail diciéndome que había sido ¡¡¡aceptada!!! Recuerdo que Sergi me llamó por teléfono cuando se enteró y me dijo: “¿Pero tú sabes en lo que te has metido?”. Después de eso vinieron 3 noches sin dormir y un par de semanas con la duda existencial de si lo hacía o no, hasta que me pregunté qué pasaría si no lo acababa... como mi respuesta fue NADA, paré mi paranoia y decidí hacerlo… además ya me habían hecho el retiro del banco y esto también me motivo a apechugar con lo que había hecho.

Le comenté a Ezequiel que me había inscrito, y después unos minutos de silencio, me dijo amablemente que ya me pasaría los entrenos para las 4 semanas que quedaban (3 de entreno y 1 de descanso-activo)… Sergi se portó genial porque me acompañó a todos.

Días antes de la competición: la emoción total.

Nos fuimos tranquilamente una semana antes de la competición para visitar Londres, Stonehenge y llegar el viernes al lugar del Ironman, Sherborne Castle. Toda la semana en Londres nos hizo mal tiempo pero confiábamos en que mejoraría el fin de semana… nada más lejos que esto.



Llegamos a Sherborne a las 6 de la tarde. El día estaba super gris y llovía por momentos pero a mi me daba igual, yo estaba super emocionada.

Como me había inscrito tan tarde, Sherborne y los pueblos de los alrededores estaban totalmente colapsados y no había sitio en donde quedarnos, así que no nos quedó otra opción que acampar en el Camping que habían acondicionado justo al otro lado del lago donde era la competición. Esto nos pareció una buena idea pues estaba a 10 minutos caminando de la salida pero lo malo es que no tomamos en cuenta el tiempo…

Lo peor, el día anterior al Ironman...

En la mañana del sábado seguía lloviendo y de hecho no paro en todo el día, pero el frío y el viento fueron en aumento. Fuimos con el coche a hacer el recorrido de la bici y bueno, como ya sabía lo que tocaba porque había visto el perfil de la web, no me sorprendió… ¡lo que en ese momento me preocupaba era el clima!

Arreglamos mi bici y todas mis bolsas bajo la lluvia para llevarlas a la zona de transición. Cuando llegamos a la Feria del corredor, vimos que casi no había gente. Los puestos de comida estaban vacíos y los pocos que habíamos nos resguardábamos bajo la lluvia en una carpa donde vendían ropa para asistir al Briefing.



Durante el briefing nos dijeron que preveían tener muchos casos de hipotermia por lo que nos pedían que nos pusiéramos muchas capas de ropa y que comiéramos todo el tiempo durante la competición. Para colmo, Sergi me comentó que intentara no caminar mucho durante el maratón porque la pasaría muy mal por el frío… pero ya, la gota que derramó el vaso de mi histeria fue el comentario de una chica catalana que conocimos, me dijo que había nadado en el lago esa mañana y que… ¡¡¡el agua estaba tan fría que le había dolido hasta la cabeza y se había tenido que salir!!!

Aquí fue donde se me bajaron los calzones… ¡Estaba cagada de miedo!
Ya ni pensaba en las distancias, ni en las subidas… mi reto era aguantar el frío.
Fue acabar el briefing y todos nos abalanzamos a la carpa de la ropa a pillar lo que pudiéramos.
En la noche, cuando ya estábamos en la tienda de campaña para dormirnos, después de hablar sobre la competición y el tiempo, le comenté a Sergi que tenía mucho miedo y me puse allí a llorar… pobre Sergi, no vean la paciencia que tiene.

Evidentemente, no pegué ojo en toda la noche y a las 4 a.m. que sonó el despertador, lo primero que le dije a Sergi es que no hacía la competición, que no me veía capaz. A las 5 a.m. Sergi me dijo que ya que estábamos allí, al menos ir a ver la salida. Pues fue llegar allí, ver la gente cambiándose… que a las 6 a.m ya estaba cambiada, con el neopreno y 2 gorros, esperando a que dieran la salida. ¡¡¡He estado a punto de no hacer el Ironman!!!




El Ironman

1º segmento – 3.800 mts. nadando

Nos hicieron entrar al lago poco a poco y nadar 200 mts. hasta la línea de salida. El agua estaba realmente helada por lo que me puse a nadar con fervor e intenté no pensar en el frío, me coloqué en un lado y atrás de todos hasta que dieron el pistoletazo y… ¡¡¡a nadar!!!

Con todo y haberme puesto al final, recibí algunos golpes y casi todo el recorrido fui tratando de buscar un lugar en dónde ponerme para no molestar y que no me molestaran, lo cual fue imposible. Recuerdo que sólo me concentré en coger un ritmo para aguantar los 3.800 mts. y seguí intentando no pensar en el frío. Cuando salí del agua me dije: “Venga Marisol, lo primero ya está hecho”.

Hice 1 hora 19 minutos, justo el tiempo que me había marcado Ezequiel.



Llegué a la T1 y cogí mi bolsa con la ropa de bici. Al intentar quitarme el neopreno, mis manos no me respondían, era como si llevara unos guantes, pues no tenía sensibilidad. Se ve que esto nos estaba pasando a varios porque llegó una chica de la organización y me ayudó a cambiarme. ¡Nunca había tenido una sensación así! Finalmente, más de 14 minutos de transición... Gluppps!!!

2º segmento – 180 km en bici

Suerte que en las bolsas puse mucha ropa y en especial un chubasquero amarillo que me ha salvado la vida porque me ayudó a entrar en calor. Cuando salí de la carpa iba tiritando… me acuerdo que saludé a Sergi con poca emoción, cogí mi bici y me dirigí a la salida…

La parte de la bici fue lo mejor. Eran 3 vueltas a un circuito chulísimo de 60 km pero con muchas subidas y bajadas. Sobre todo en los últimos 30 km, en donde había subidas que se parecían a las calles de San Francisco. La peor, una de unos 7 km que parecía que no acababa nunca. Como ya sabía como era el circuito, me lo tomé con mucha calma – quizás demasiada – y puedo decir que incluso disfruté del recorrido.

Yo cada vez que pasaba por un avituallamiento, agarraba todo lo que podía… ¡Nunca me había metido tantas porquerías en el cuerpo! ¡También habían lavabos!… esto para mí fue muy importante, porque los chicos se orillaban al lado de la carretera y hacían del baño incluso sin bajarse de la bici, se levantaban el mono por una pierna y fuera… pero yo llevaba un el mono -que hay que bajar completamente-, la camiseta del Gavá y el chubasquero amarillo… además hacía mucho frío. ¡No me podía poner en pelotas en cualquier parte!

Durante los 180 km. nos acompañaron las nubes negras, nos hizo mucho viento y de vez en cuando nos llovió… pero gracias a mi super chubasquero amarillo, no pasé frío.



En la última vuelta, ya éramos sólo unos cuantos en la carretera… además, ya de por sí no había mucha gente animando y como el cielo estaba gris, eran las 4 de la tarde pero parecían las 8 de la noche. Suerte que Sergi sí que estaba allí al final de cada vuelta para animarme.

Cuando llegué a la T2 y me bajé de la bici, noté que llevaba mis rodillas y mis muñecas adoloridas porque el recorrido no me había permitido acoplarme, como eran subidas y bajadas, o iba de pie o apretando el freno. Entregué la bici y me dirigí a la carpa a cambiarme… bueno, la verdad que sólo me cambié los calcetines y las zapatillas y me quedé tal cual, incluso cogí mi super chubasquero amarillo porque sabía que el recorrido sería largo… muy largo y frío.

3º segmento – el maratón

Al empezar a correr, me dije “Marisol, ahora viene lo bueno”… los primeros 12 kilómetros fueron geniales porque eran dos vueltas alrededor del lago y del castillo, por un camino de tierra. Cogí un ritmito muy tranquilo y al entrar en calor, las rodillas me dejaron de doler y me amarré el chubasquero en la cintura.



Después, nos metieron un kilómetro por el centro del pueblo y de repente salimos a un puente de peatones y bajando el puente… ¡¡¡me encontré en una autovía y empecé a alucinar!!!... Habían cerrado un carril para nosotros con conos y en los otros carriles pasaban coches. Lo peor no fue lo aburrido de correr en una autovía en donde no había ni dios animando… ¡lo peor fue ver que no era un circuito plano, sino que aquello parecía una montaña rusa!



Cuando llegaba arriba, veía la bajada que seguía pero también la siguiente subida y así varias veces hasta alcanzar el avituallamiento y el otro punto de control, que marcaba la vuelta para regresar al puente de peatones.

Yo pensaba que después de esa vuelta nos meterían ya por otro lugar, pero cuando llegué al puente y me dijeron que tenía que dar otra vuelta a la autovía, ya me mataron… Psicológicamente me hundí en la miseria y empecé a caminar-correr-caminar.

Allí me di cuenta que la gente que iba tanto adelante como detrás de mí también iban caminando y algunos muertos de frío pues pedían en los avituallamientos bolsas de basura para ponérselas sobre el cuerpo. Yo hacia rato que me había puesto mi super chubasquero amarillo y me ayudó muchísimo porque de otra forma, con lo friolera que soy, yo no hubiera podido seguir ni en broma.

¡¡¡Esa segunda vuelta fue eterna!!!... Al final yo creo que hicimos unos 27 km por la autovía, hasta que llegué de nuevo al puente y vi que ya sólo quedaban como 3 kilómetros para la meta.
Cuando vi mis tiempos de la carrera a pie, vi que la segunda parte me salió más rápida que la primera y pensé que había un error… ahora me acuerdo que de tantas porquerías que me comí durante la bici, cuando iba corriendo sentía mi estómago fatal y tuve que parar dos o tres veces para ir al baño.

¡Cruzar meta fue genial!
La sensación de triunfo es indescriptible… Al final, 14h29’.



Ya era de noche y ya no había tanta gente, pero bueno, Sergi estaba allí como siempre.

Si llego a hacer algún día otro Ironman…
- Me fijaré muchísimo en el perfil del maratón.
- Procuraré que no sea en un lugar donde pueda hacer frío.
- Procuraré buscar un alojamiento que no sea un camping por si llueve o hace frío.
- No vestiré mono, sino top y mallas cortas.
- Llevaré siempre mi super chubasquero amarillo.
- Al llegar a meta, me quedaré para animar al resto de gente que vayan llegando. Hasta que lo haga el último… ¡Ellos sí que son los verdaderos campeones de todo esto!

Creo que el Ironman es una prueba que mide más nuestra resistencia mental que no la física... estoy muy contenta de haberme decidido a participar y también muy orgullosa de mi tiempo final.

Saludos,
Marisol :D

2 comentarios:

ivan dijo...

sergi¡¡¡
com va la vida??
la veritat es que si descanso mes de 15 dies em dona algo.
JA TINC LA INSCRIPCIO FETA PER ROTH 2008...
Estem en contacte¡¡
rayo

Sergi Sierra dijo...

Quin estrés!!! No surts d'un i ja fiques els peus en altre galleda. Bé, ja sabem que això funciona així. D'aquí poc ens haurem d'apuntar amb dos anys vista... i el pitjor de tot és que ho farem igualment.
De moment ànim per la marató d'aquesta tardor que ja tindras temps de pensar en Roth.
Salutacions.